Yo, indocumentada.
Ser aceptados como somos. Llamarnos como queremos ser nombrados. Ejercer la libertad de ser, yo, tú, él, nosotros. Tener derecho a elegir lo que queremos y ser apoyados en dichos procesos por la sociedad. Creo que cualquiera que lea este párrafo puede sentirse identificado. Tamara, Desirée y Victoria, tres personas de nacionalidad venezolana persiguen un objetivo: Lograr que sus cédulas, esos rectángulos de 57 x 83, que definen sus nombres y géneros coincidan con quienes son. Yo, indocumentada, más que la historia de tres mujeres transexuales, habla de la lucha que emprende un ser humano por ser aceptado como es y como se siente. El viaje de una vida en la que encontrarnos con nosotros mismos, es una premisa; y mucho más complejo, si cuando el cuerpo con el que nacimos no corresponde a lo que sentimos. Lejos de desarrollar las historias emocionales de estas protagonistas, y de sumergirnos en sus vidas personales (interesantes por otro lado), el documental es un abre